Los niños siempre han sido predilectos de Los de Arriba, puesto que "todavía" su mente no ha entrado al cien por cien en el mundo de los "adultos" que, lejos de ser una panacea de virtudes, lamentablemente, es una "selva espesa", en donde todo confluye desordenadamente, y en donde deberán luchar severamente, para encontrar o elaborar auténticos "valores" en los que basar sus anhelos y su vida. Evidentemente, me estoy refiriendo al mundo de los "adultos", de una forma generalizada, no a las excepciones "ejemplares", que tampoco son tantas. Los niños, todavía no han entrado en esta espiral en la que se mueve la sociedad, esta falsa realidad, que se monta a través de los medios de comunicación, las publicidades, donde los "objetivos", las "metas", son netamente materiales, y para nada se les explica (a los niños) la importancia que tiene la parte "interna" del ser humano. Y no hablo de religión. Es por eso, porqué "todavía" no se han integrado en la "parafernalia" de los mayores, que su mente y su interior, están más cercanos, por puros y limpios, al "contacto intuitivo" con Ellos, y aun no tienen crecidos, estos "egos transversales" que tanto dificultan a los adultos, en la vida externa y práctica, como cuando se intenta explorar el propio interior humano, a través de meditación u otros sistemas al uso. Es por eso que muchas veces, el estado mental, psicológico e interno, más adecuado para propiciar un "contacto" se ha dicho (y Ellos han corroborado) que debería ser "EL DE UN NIÑO", por su sinceridad absoluta, por su pureza, por su ausencia de sentimientos negativos, por su espontaneidad y frescor. Porque los adultos ya hemos desarrollado el "ego" que, con demasiada frecuencia, impide que sea la Conciencia quién lleve el "timón" de nuestros actos, decisiones y Vida. El "ego" pues, es un "estorbo" con el que los niños no han de contar, por lo menos con la misma pesadez e insistencia que los adultos, y eso, como es obvio, Los de Arriba lo saben. Y ese es el "estado" mejor para intentar un "contacto" autentico y sincero.
Cuando los niños hablan para REPRENDER, para ADVERTIR y AVISAR, de las pretendidas actuaciones "adultas", irresponsables, a más de uno deberia caerles la cara de vergüenza, por NO SER el ejemplo que ellos se merecen... Por eso las palabras de Severn Suzuki, la niña canadiense de 12 años, que habló ante las Naciones Unidas el 3 de Junio de 1992, reprendió, advirtió y avisó, como vienen haciendo ELLOS desde hace cincuenta años. Desgraciadamente, las palabras de Severn, tan emocionadas como severas, siguen siendo válidas hoy, diecisiete años después... Escuchémoslas pues, una vez más, amigos, pues siguen reverberando en el espacio infinito para bien de la Humanidad...
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